Del 12 al 15 de agosto se llevó a cabo en nuestro país la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe. La relevancia de dicho encuentro bajo el título “México impulsa la sociedad del cuidado y la igualdad de género”, radica para nuestro país, en ser sede de un foro intergubernamental de naciones unidas, organizado por CEPAL, ONU Mujeres y el Gobierno de México, en el que más de mil participantes de los sectores públicos, académicos, activistas y feministas, de América Latina y el Caribe se unieron bajo el tema de las necesarias transformaciones en lo político, económico, social, cultural y ambiental para impulsar la sociedad del cuidado y la igualdad de género.
La conferencia, se convoca cada 3 años, e impulsa una agenda de nivel regional de género cuya meta es la igualdad sustantiva de las mujeres y niñas. En ésta ocasión se realizó coincidente con la celebración número 50 de la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, en el aniversario 30 de la Plataforma de Acción de Beijing, y en el aniversario 25 de la Resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad.
Uno de los ejes de trabajo específicamente se centró en las acciones necesarias para construir una sociedad del cuidado, poniendo en el centro de las políticas públicas este derecho humano, indispensable para el desarrollo y la sostenibilidad de la vida. Entendiendo que la división sexual del trabajo debe ser superada y para lograrlo hay que deconstruir muchas cosas. Por citar algunas como lo desproporcionado del tema, tenemos que, la carga de trabajo no remunerado de las mujeres sobrepasa las 20 horas semanales. Mientras las mujeres destinan dos tercios de su tiempo al trabajo no remunerado, los hombres lo hacen sólo un tercio. Lo cual evidencia una gran desigualdad.
El Compromiso de Tlatelolco
El resultado se vio materializado al aprobar el Compromiso de Tlatelolco. Recordemos que las sedes o lugares significativos a dónde se desarrollan los trabajos se adaptan cómo nombre de los acuerdos correspondientes. Bajo la aprobación del documento “El Compromiso de Tlatelolco: Una Década de Acción para el Logro de la Igualdad Sustantiva de Género y la Sociedad delCuidado”, se reúnen compromisos impostergables para los estados, que acuerdan además de obligaciones comunes, la adopción de marcos normativos, políticas, programas y sistemas integrales de cuidado con perspectiva de género, interseccionalidad e interculturalidad pero sostenibles en el tiempo. Define las necesidades en los marcos normativos, institucionalidad, participación y fortalecimiento de capacidades estatales y medidas muy precisas para el financiamiento y la cooperación. Los compromisos además derivan en promoverpolíticas públicas para superar la división sexual del trabajo, incorporar la dimensión del cuidado en sus respectivos planes nacionales de desarrollo, posicionar el cuidado como un derecho humano garantizado por el estado y visibilizar el valor de los cuidados desde los medios de comunicación, es decir, los medios de comunicación deberán incorporar referencias que visibilicen el valor y la corresponsabilidad de los cuidados.
En el compromiso también se reconoce la necesidad de visibilizar las cadenas globales de cuidado y promover la corresponsabilidad estatal, da énfasis en los sectores más vulnerables de mujeres, cuya mayoría son víctimas de violencia de género, por lo que contar con sistemas de cuidados sólidos no solo ayudaría a prevenir esa violencia, sino que también facilitaría el acceso a la justicia y a una vida digna.
También se aprobó una visión plural y ahora la conferencia en español, sustituirá su nombre para denominarse Conferencia Regional sobre las Mujeres de América Latina y el Caribe.
Este importante compromiso regional, impacta para entender desde la parte estructural, los obstáculos que han impedido lograr una sociedad de cuidados, la importancia vital de los mismos y la urgencia de reconstruir los espacios privados y públicos.
Las críticas.
Además de los aplausos y los reconocimientos que circulan desde los portales de las instituciones organizadoras, en esta ocasión diversos grupos feministas, por no tener accceso al foro celebrado a propósito del inicio de la conferencia regional, un día antes, se quejaron ante la exigencia de que en las reuniones solo podían participar personas y organizaciones consideradas “feministas incluyentes” negando espacio a mujeres críticas con la agenda oficial. Críticas que tienen su razón de ser, pues no se puede construir un foro incluyente sin serlo en toda su esencia y organización. Afortunadamente se establece en este compromiso de 10 años, visibilizar y reconocer el rol histórico de las mujeres y sus organizaciones -en especial de las mujeres y feministas- en la construcción de sociedades igualitarias, también se compromete el reafirmar el papel fundamental de dichas organizaciones no gubernamentales, para promover el intercambio y las alianzas entre dichas organizaciones y con el estado para asegurar el avance y el logro de los objetivos, procurando además fuentes de financiamiento para ellas.
Bien por nuestro país al generar, un pronunciamiento tan importante, ahora lo relevante es trabajar en serio para lograr los objetivos y en eso, ninguna mujer, ni organización feminista debe quedar fuera.
Queremos cotidiano una sociedad que valora el cuidado, que lo comparte, que comprende que la actual organización social de los cuidados es injusta y desigual, afectando históricamente a las mujeres. Una sociedad que comprende que su desarrollo solo es posible, si reconoce la importancia de lograr que las mujeres participemos de forma plena, igualitaria, permanente, activa y significativa en todas las áreas de la vida social, eso lo queremos cotidiano.