Emiliano Zapata, Tlaxcala. Plaza Cristo Rey. Lleno a reventar. Toros de La Soledad, que han estado presentados y han sido bravos.
Uriel Moreno «El Zapata»: Palmas y oreja.
Alejandro Lima «El Mojito»: Oreja y dos orejas.
Al, tlaxcalteca, Alejandro Lima El Mojito, le está haciendo muy bien el apoderamiento de Don Bull Productions a través de la sabiduría del Matador Manolo Mejía. Y para muestra, un botón. Esta tarde se comenzó a ver la transfiguración de un torero jocoso, hacia el buen gusto y la calidad en la expresión.
Largas cambiadas al hilo de las tablas, para dar paso de inmediato a los lances a la verónica en su primero fueron el parteaguas de esa evolución hacia el gran toreo. La mano de Mejía se comenzó a ver de inmediato con un saludo capotero en donde el ritmo y la armonía conjugaron bellas estampas del toreo. Banderilleó y si bien hubo un par al violín, uno al quiebro y uno par al cuarteo, el tercio en resumen fue muy bueno. La faena tuvo un sólido prólogo con pases por abajo, para darle paso los trazos con la mano derecha, y luego recrearse con el toreo al natural. La arquitectura de la faena fue sólida y por ello, a pesar de una estocada caída el público exigió una oreja.
Con su segundo, lances rodilla en tierra fue el saludo capotero para fijar a su colaborador y luego proseguir con verónica de buen gusto. Nuevamente el tercio de banderillas fue preciso dos cuarteos asomándose al balcón y un muy expuesto violín. Nuevamente para imponer su mando, se dobló con su ejemplar para torear con clase y calidad con ambas manos en trazos largos y sentido que fueron muy coreados por los de Emiliano Zapata. Un estocada hasta las cintas y el público exigió las dos orejas.
Así se consumó el triunfo saliendo en los hombros de los entusiastas asistentes que bajaron a inundar el redondel y acompañar a su héroe por la puerta grande.