Por Héctor Lorenzo
Ixtacuixtla, Tlaxcala – Lo que comenzó como un día cualquiera se convirtió en una pesadilla para la familia de Alain N., un joven de apenas 16 años conocido cariñosamente como «La Burrita» por los suyos. Este martes, la presa Mariano Matamoros, un cuerpo de agua creado para prevenir inundaciones y sustentar la vida agrícola de 350 hectáreas, se transformó en el escenario de una tragedia que marcó a una comunidad entera.
Alain decidió entrar a nadar en la presa, pero lo que parecía un momento de diversión pronto se tornó en desesperación. Las profundidades lo atraparon, y su figura se desvaneció bajo el agua turbia. Desde ese instante, hace más de 24 horas, comenzó una carrera contrarreloj para encontrarlo. Rescatistas, familiares y amigos se congregaron al pie de la presa, aferrados a la esperanza de traerlo de vuelta con vida.
La lucha contra la noche y el agua
Las primeras horas de búsqueda fueron un desafío titánico. La oscuridad de la noche envolvía el lugar, sumándose a la opacidad del agua que dificultaba cualquier visibilidad. Los rescatistas, con el corazón en la mano, trabajaron a marchas forzadas bajo condiciones peligrosas, arriesgando sus propias vidas en un intento por hallar al joven. La tensión era palpable: cada minuto sin noticias alimentaba la angustia de quienes aguardaban en la orilla.
A las 20:30 horas del martes, las autoridades tomaron la difícil decisión de suspender las labores. El agotamiento y las condiciones adversas lo hicieron inevitable. Sin embargo, el alba trajo consigo una renovada determinación. A las 08:00 horas de este miércoles, los equipos retomaron la búsqueda, mientras familiares y amigos, con los ojos enrojecidos por el llanto y la falta de sueño, permanecían firmes, rezando por un milagro.
El hallazgo entre lágrimas
El milagro no llegó como lo esperaban. Cerca de las 16:00 horas, casi 24 horas después de que la tragedia diera inicio, los rescatistas lograron lo que tanto anhelaban y temían a la vez: recuperar el cuerpo de Alain. El silencio se rompió con un coro de llantos y gritos desgarradores. Entre lágrimas, su familia lo recibió y, con el corazón destrozado, lo trasladó en una camioneta para darle el último adiós y sepultarlo.
Un lugar de vida y muerte
La presa Mariano Matamoros, con su capacidad de 5.4 millones de metros cúbicos, ha sido durante años un símbolo de sustento para los campos de Ixtacuixtla. Diseñada para evitar inundaciones y regar la tierra, hoy carga también el peso de una historia trágica. Alain, «La Burrita», dejó en sus aguas un recuerdo imborrable, un eco de juventud truncada que resonará en quienes lo conocieron.
Hoy, la comunidad llora su pérdida, y la presa, testigo silencioso, guarda en sus profundidades el dolor de una familia que no olvidará.
