Por Martha Báez
Ángel, uno de mis pacientes me contó esta historia: estaba decidido al salto, me prepare, investigue costos, aspectos de seguridad y lugares donde se hace, llegué a donde más me convenció, estaba DECIDIDO al salto, me prepararon, tenía el arnés puesto y vi el vacío bajo mis pies, era un hermoso paisaje, increíble.
Tenía solo esta oportunidad, respire hondo y salte, te puedo decir que fue una experiencia única, de verdad me sentí volar o como dice “Buzz”, caí con estilo.
Sabes, nada me preparo en realidad para ese salto, lo que sentí a pesar de haber escuchado historias antes, a pesar de la preparación, a pesar de todo, nada en realidad me preparo, pero no estoy arrepentido, es más lo recomiendo ampliamente, y te lo digo porque tu sesión me libero, no había sentido eso hasta que fui a terapia.
Entender tus emociones es el primer paso al salto, decidirte, el segundo paso es aprender a procesarlas, y el tercer paso es la terapia, estar dispuesto a reconocerte como alguien que necesita ayuda profesional. Puede ser que conozcas algo de emociones, puede ser que hasta un meme te haya dado un excelente tip, pero dar el salto, no es para cualquier persona
¿Que hubiera pasado si Ángel ya con el arnés puesto y después de toda su investigación no hubiese saltado?
El acompañamiento emocional es una decisión personal, aun estando en el puente ya decidido, hay un momento que te hará dudar en saltar, será un breve momento que te dará la experiencia, tu carácter y tu fortaleza personal. Pero si aun así no te convences y das un paso atrás créeme que habrá un instructor, ese qué te puso el arnés qué te ayudará con simple empujoncito, y te recordará qué si eres capaz.
Ángel, esta hoy en su proceso, viviendo la emoción del salto y experimentando todos los días esa sensación, qué te libera, qué te hace consciente de ti mismo, de tu peso, de tu seguridad
¿Te gustaría saltar del Bongee emocional? Yo te enseño, contácteme. .
