La tradicional Bajada de la Virgen de Ocotlán, patrona espiritual de Tlaxcala, volvió a llenar de fe, emoción y esperanza las calles de la ciudad. En una solemne procesión, miles de fieles acompañaron la sagrada imagen con cánticos y plegarias, creando un ambiente profundamente espiritual y conmovedor.
Durante el recorrido, que reafirma una tradición centenaria, el obispo de Tlaxcala dirigió un mensaje especial a la comunidad.
En su intervención, pidió a las autoridades estatales orar y trabajar por la paz, reconociendo que el estado atraviesa momentos de creciente inseguridad. Su llamado resonó entre los asistentes, quienes vieron en sus palabras un eco de sus preocupaciones cotidianas y una súplica colectiva por un entorno más seguro.
La Bajada no solo reafirma la identidad religiosa del pueblo tlaxcalteca, sino que también se mantiene como un símbolo de unidad y resistencia espiritual. Más allá del fervor, esta festividad continúa atrayendo a visitantes de todo el país.
